*En honor al Dr. Alexis Reyes Amaya.*

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Filiberto Guevara Juárez

Filiberto Guevara Juárez

La temática de la vida y la muerte atraviesa prácticamente toda la literatura creada por el ser humano. Nacer y morir; orto y ocaso, cuna y sepulcro. ¡He ahí el gran misterio de la existencia humana! Desde que cada ser humano abre sus ojos a su existencia fuera del vientre materno, poco a poco se va introduciendo en el laberinto de la vida, primero en forma pasiva llevado de los brazos materno, como el niño Jesús en los brazos de su madre María, y después, en forma voluntaria mediante el desarrollo de su conciencia individual, hasta que llega el momento ineludible de dejar este mundo, cuya hora, día, mes y año desconocemos. ¡Todo un misterio existencial! En nuestro peregrinaje por esta vida, siempre estamos ante una encrucijada que nos parece abierta, y en una vigilia permanente ante el presente, pasado y futuro. Y, debido a la perplejidad metafísica planteada milenariamente por Heráclito de Éfeso de que: «nadie se baña dos veces en las aguas mismo río»; todo tiempo presente, se nos escurre como el agua entre los dedos de nuestras manos abiertas y suplicantes, por más tiempo de vida, ante un Ser todopoderoso que denominamos Dios, y, cada segundo se vuelve pasado y se proyecta hacia un porvenir, hacia un futuro incierto, porque definitivamente: «nadie se baña dos veces en las aguas del mismo río»; ya que las circunstancias de la vida cambian y en nosotros mismos con el transcurrir del tiempo, ocurren sutilmente cambios misteriosos en nuestro nivel de conciencia. Eso tuvo que haber experimentado, el Dr. Alexis Javier Reyes Amaya, cuando en calidad de paciente, ya no de médico, atravesó el umbral de la puerta del hospital del Instituto Hondureño de Seguridad Social de San Pedro Sula; para luchar por su vida. Y, como todo un idealista caminó resueltamente a encontrarse con su destino, diciendo: «no siento vergüenza por haberme infectado por Covid-19». Con esa expresión, quería dejar bien claro que toda estigmatización por el Covid-19, es absurda. No obstante, desde su lecho de enfermo, vía telefónica, continuaba dando instrucciones a través de su esposa también profesional de la salud, para que se le llevara tratamiento a pacientes afectados por Covid-19; razón por la cual los colegas se vieron obligados a impedirle que siguiera utilizando su teléfono móvil. ¡Tal era el compromiso del Dr.Alexis Reyes, con sus pacientes!

Aún a sabiendas de la fragilidad de su salud, a sus 55 años de edad, como un valiente guerrero de la salud, se enfrentó al virus SARS-Cov2, en el cumplimiento de su deber en la emergencia del Hospital Mario Catarino Rivas, aún con el escaso equipo de protección personal que se le pudo brindar. Él, al igual que todos los demás médicos, que también han muerto con sus batas puestas, siempre supieron que se enfrentaban a un enemigo invisible ante sus ojos. No obstante, no se acobardaron, y cual Quijote, con un escudo frágil, pero impulsados por el ideal de salvar vidas humanas, se aventuraron por los misteriosos caminos laberínticos de la vida y de la muerte… .En la madrugada del viernes, 19 de junio, de 2020, el corazón de Alexis Reyes, dejó de latir, pero todo su ser espiritual adquirió una nueva dimensión en el peregrinaje por el camino de su autorrealización en esta vida terrenal. Esa autorrealización, que consiste en la vinculación trascendente de la entidad personal con otras entidades mayores y más complejas; lo llevó como médico ha vincularse con el Instituto Hondureño de Seguridad Social, llegando a ser gerente administrativo de la Clínica Periférica de Calpules, donde también fue médico de base. Se vinculó también, con su querido Hospital Mario Catarino Rivas, del cual fue sub-director. En su lucha gremial, se vinculó al Colegio Medico de Honduras, como vice presidente. Como eterno luchador de las causas sociales, conformó y dirigió el movimiento: Sí a la vida, no a la violencia. El Dr. Alexis Reyes en su constante lucha social tomó plena conciencia de que todo cambio positivo de estructuras institucionales republicanas y democráticas, sólo podía llevarse a cabo vinculándose a un partido político que respondiera a sus anhelos por la libertad y la justicia social. Fue así que, se atrincheró en las huestes del Partido Liberal de Honduras, como candidato suplente a una diputación al Congreso Nacional de la República, por el departamento de Cortés, en las elecciones generales de noviembre de 2017. Era un auténtico liberal ideológica y filosóficamente. También, fue un hijo ejemplar y responsable con los cuidados de sus progenitores, a los cuales honró en vida. Igualmente, fue un esposo y padre ejemplar. El tributo que se le brindó en todas esas entidades mediante las cuales se autorrealizó, lo tuvo muy bien merecido. Fue por eso, y por su enorme calidad de ser humano, que aún en medio del temor de la pandemia, muchos médicos, para- médicos, amigos y familiares, acudieron a darle el último adiós. El amplio despliegue de los medios de comunicación social, no fue una simple casualidad, en esa calurosa tarde el viernes, 19 de junio, del 2020. Porque con su sentida muerte se cumplió el siguiente pasaje bíblico: «Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.» (San Juan ,12:24.). Su amor al prójimo lo condujo a luchar infatigablemente por la justicia social y la libertad; a ese tipo de hombres se refería Bertolt Brecht, cuando dijo: «Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.» De ese tipo de hombres, fue el Dr. Alexis Reyes.

Así pues, el legado de entrega y sacrificio en su profesión, será recogido por las nuevas generaciones de médicos hondureños. De eso, no cabe la menor duda.

En paz descanse el Dr. Alexis Javier Reyes Amaya; y que Dios guarde su alma, para vida eterna.

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