Por qué vamos a necesitar más de una vacuna contra el coronavirus

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Las diferentes características de nuestra respuesta inmune según la edad sugieren que debemos apostar por varias vacunas contra el SARS-CoV-2 en lugar de por una sola.

La respuesta inmune contra los virus consiste en una serie de eventos en cascada que van escalando si el organismo no es capaz de controlar la infección rápidamente.

Primero, se moviliza el sistema inmunitario innato, cuyos representantes mayoritarios son los macrófagos, que desarrollan el mismo tipo de respuesta independientemente del agente infeccioso.

Si no es suficiente para acabar con el patógeno, se moviliza el sistema inmunitario adaptativo o adquirido, mucho más sofisticado y dependiente del tipo de bacteria o virus. Los protagonistas de la respuesta inmunitaria adaptativa son los linfocitoscapaces de generar anticuerpos y memoria inmunológica

Una vez que una persona ha pasado una infección, en su cuerpo quedan aproximadamente 100 linfocitos de memoria, que rondarán en la sangre y órganos, desarrollando inmediatamente una respuesta inmune específica si la persona vuelve a ser atacada por el mismo patógeno.

Estas células de memoria van muriendo con la edad, más aceleradamente si la persona está sometida a estrés o a enfermedades crónicas.

A medio camino entre la inmunidad innata y la adquirida se encuentran dos tipos de células inmunes: las gammadelta (γδ) y las Natural Killer o NK.

Estas células, aunque son inespecíficas y capaces de responder ante cualquier atacante, pueden desarrollar memoria respecto a los patógenos a los que han atacado.

Los macrófagos, γδ y NK no reconocen una proteína específica del patógeno, sino más bien patrones moleculares de daño o estrés celular.

Por el contrario, los linfocitos responden a una determinada proteína del patógeno.

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