TEGUCIGALPA, HONDURAS. La escala básica de la Policía Nacional, prometió este miércoles que no reprimirá a los hondureños que participan en las masivas manifestaciones en contra de la privatización de los servicios de salud y educación.
Desde este martes, lo que se pensó que era un globo sonda, que las Fuerzas Especiales se declaraban de fusiles caído, este miércoles cobró fuerza al unirse el resto de los policías, al grado que en un recinto policial gasearon a sus jefes inmediatos superiores.
Mediante un comunicado, los uniformados, piden una serie de beneficios desde revisión al salario, así como atención a su familia en caso de necesitar apoyo médico y de otra índole.
Denunciaron una serie de irregularidades que dan al traste con las mínimas medidas de seguridad para un trabajador, con el doble turno, extenuantes jornadas de trabajo y a la vez solicitan el reintegro de sus compañeros que fueron despedidos por el movimiento similar realizado en 2017.
«Al pueblo le decimos que sigan luchando, tienen una lucha justa».
Mientras esto ocurre en la capital, en otras ciudades del país se mantienen las tomas de acceso, en otras regiones desabastecimiento de combustible, debido al paro de actividades del transporte de carga.
La represión correspondió entre la propia policía, ya que la posta policial de la populosa colonia Kennedy, fue gaseada por los Cobras.
En otro punto de la ciudad, el director del cuerpo policial fue sacado del cuartel Cobras, cuerpo elite de la policía con disparos y gases lacrimógenos.