Edmundo Orellana Mercado
Que el gobernante está en campaña, dice la connotada abogada y prominente lideresa del PL, Maribel Espinoza. Corrección: siempre ha estado en campaña.
Lo grotesco, bien lo dice la abogada Espinoza, es que está haciendo campaña con el dolor y la necesidad del pueblo hondureño. Aprovecharse de esta pandemia para promoverse para el tercer período de gobierno, es perverso, ciertamente.
Es tan obvio que hasta un periodista televisivo recriminó al gobernante que se aprovechara de las cadenas de TV para promoverse, no sin antes advertir que su crítica podría traerle consecuencias, de donde se deduce que la libertad de prensa es inexistente cuando se trata de criticar al gobernante.
Algunos ilusos confían que no podrá postularse nuevamente porque el CNE decidió que la reelección es ilegal. Sin demeritar la importancia simbólica de la decisión, lo cierto es que eso no se decidirá en esa instancia ni en la justicia electoral, sino en la Sala de lo Constitucional. Y fue en esta sede que se declaró inconstitucional la Constitución porque prohibía la reelección.
¿Qué se puede esperar, entonces?
Hasta antes de la pandemia, estábamos seguros de que, de alguna manera, provocaría el caos para justificar su permanencia en el poder. Con la pandemia no hubo necesidad de provocar el caos; la pandemia es el caos absoluto.
Por eso, las voces que hemos escuchado recomendando que las elecciones primarias no se celebren. Sin importar lo que aleguen para justificar lo dicho, nadie duda de dónde viene esa propuesta ni lo que pretenden. Y seguramente habrá un desalmado que se atreva a proponer que tampoco se celebren elecciones generales.
Lo penoso es que algunas de esas voces son de quienes dicen ser liberales, cuyo partido sería el más afectado con esta decisión, porque siempre ha escogido su candidato a presidente en elecciones primarias. Al PN convendría porque favorece la pretensión del gobernante. A Libre no le afecta porque el candidato a la Presidencia nunca ha sido escogido en elecciones primarias.
Si la emergencia se prolonga, las elecciones primarias estarán en riesgo, sin duda, y habrá que decidir qué hacer. Pero este no es el caso en este momento. Por eso esas voces parecen responder más al interés del gobernante que del país.
En todo caso, el tema es que el gobernante está corriendo para su tercer período, con o sin elecciones. Por eso, los empleados de gobierno entregan las bolsas de alimentos para los damnificados de esta pandemia, diciendo que deben agradecerlo al gobernante. Y las primeras que entregaron (desconozco las que entregan actualmente) llevaban su foto, para que tuvieran presente que después de Dios él es el salvador. Denuncias abundan de que se entregan únicamente a los correligionarios.
Por otra parte, nadie sabe cómo están utilizando los recursos aprobados. Y resulta altamente sospechoso que no permitan al CNA participar en la veeduría que supuestamente está realizando FONAC, el vetusto organismo que cobró vida tras la expulsión de la MACCIH, después de un largo letargo que comprendió los gobiernos post golpe de Estado. Sin embargo, después de que el binomio MACCIH-UFECIC pusiera al descubierto cómo se financian las campañas políticas, nada hará que desaparezca del imaginario popular la sospecha sobre el uso de esos dineros.
Si en el pasado financió su campaña con fondos públicos (confesó que recibió dineros del saqueo del IHSS), ¿qué nos garantiza que no lo hará nuevamente? Sospecha que agrega un elemento perturbador más a la pretensión del gobernante de asegurarse el tercer período, porque ahora si se descubre la malversación se conceptúa como préstamo a pagar en un plazo razonable, lo que resulta tentador para quienes forman parte de las redes de corrupción política que descubriera el binomio MACCIH-UFECIC.
El saqueo en Salud y Seguridad Social es, sin duda, la causa fundamental de que nuestro sistema de salud sea incapaz de enfrentar medianamente la pandemia. Y entre las causas de este saqueo se encuentra, justamente, el financiamiento de campañas políticas; de ahí, que la pretensión del gobernante sea doblemente perversa. A lo que ha contribuido, obviamente, la oposición, ofreciéndole estabilidad al gobierno usurpador a cambio de su participación en la función pública.
Por todo esto la emergencia constituye, realmente, una tragedia.
Lo que nos motiva para decir con fuerza: ¡BASTA YA!