Censura y poder las redes sociales como parte del poder comunicacional

0
348

Jorge Luis Oviedo

Con las redes sociales los chismes de barrio, las conversaciones del mercado, las reuniones entre amigos, los rezos, los velorios (excepto los de la pandemia) se volvieron universales o, por lo menos, pasaron a ventilarse a través del escenario virtual y no in situ. Además, desapareció, para la gran mayoría, el secreto de confesión; porque “a confesión de parte”… o, lo que es lo mismo, publicación de centenares de fotografías, eventos familiares, emisión de estados de ánimo, lugares recorridos…(lo único que queda oculto son las idas al excusado) millones de personas facilitan la publicidad a los propietarios de las redes sociales.

         Conviene, sin embargo, hacer una relación entre el derecho a la información (que por naturaleza nos corresponde) y la censura que, por decisión elitista, nos imponen; o que, por «decisión propia», optamos con la autocensura.

         EL PODER Y SUS TENTÁCULOS

         El poder, referido a la toma o imposición de decisiones que repercuten en toda la sociedad, requiere de muchos tentáculos. Uno de ellos es el poder comunicacional, muy estrechamente ligado a la información  privilegiada.

         Por cierto, esto es así desde que aparecieron  las civilizaciones.

         En esas civilizaciones antiguas siempre se ocultó, a la mayoría de coterráneos, la información que servía para otorgar a la élite dirigente (político-militar y sacerdotal) el control de las decisiones trascendentales.

LA PROPAGANDA O DE LA JUSTIFICACIÓN DEL PODER ELITISTA

         La religión es, por eso, la forma más antigua de propaganda. Sigue teniendo, incluso hoy, un papel relevante; pero ya no es la que justifica las acciones del poder ni la que amenaza con sus maldiciones a los herejes o rebeldes.

         La imprenta, por ejemplo, fue muy útil para el éxito del Protestantismo en Europa. Un discurso que canalizó la necesidad de justificar el creciente y compulsivo afán de lucro surgido del favorable comercio que surgió para los países del Occidente de Europa, luego que conquistaron vastos territorios y pueblos alrededor del mundo.

         La codicia, la usura y la avaricia fueron, finalmente, bendecidas por el Protestantismo y, de ese modo, banqueros, comerciantes, mercaderes en general pudieron dormir tranquilos y no angustiarse por enriquecerse con el trabajo ajeno.

         Hojas volantes, pequeñas publicaciones periódicas, libros y el púlpito durante el culto fueron, en los siglos XVI al XIX, muy importantes para repudiar la renuncia a los bienes materiales (predica esencial de Cristo, a través del ejemplo) identificada como pobreza.

LA PROPAGANDA SE PONE A TONO CON LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

         En el siglo XX irrumpen el cine, la radio y la televisión y, en su última década, LA INTERNET; plataforma, esta última que facilita la integración de todos los medios y, además, las redes sociales, espacios virtuales a través de los que se puede interactuar del mismo modo que se hace o se hacía en los barrios de antaño.

         Está claro, entonces, que hay información científica o, por lo menos, aquella que, en la antigüedad o en poblaciones aisladas actuales, se valida a través de la experiencia, prácticas culturales existenciales que se impusieron por conveniencia de las élites y que se siguen justificando. Del otro lado está todo lo que entretiene a las mayorías: el circo.

Así, pues, desde el púlpito (el medio, por excelencia, antes de que apareciera la prensa escrita, la cinematografía, la radio, la televisión y la internet facilitando las redes sociales) se justificó siempre con decenas de argumentos divinos y terrenales, el poder de las élites.

Desde el púlpito, en México (Nueva España en ese momento) se levantó un poblado, entusiasmado por la oratoria del cura Miguel Hidalgo, dio el Grito de Dolores (15-16 de septiembre de 1810) con una insurrección popular destinada al fracaso, por su improvisación y la inexperiencia militar de la mayoría; pero que por el nivel de credibilidad que los curas tenían en la población humilde de México (la gran mayoría) derivaría, once años más tarde (febrero-septiembre de 1821) en la Independencia de México. Ya para entonces, ni Miguel Hidalgo ni José María Morelos, cuyos apellidos llevan los nombres de dos Estados de la Federación Mexicana, habían pagado con sus vidas la mecha que encendieron.

 También, en América Central, los curas conservadores, especialmente, los del Estado de Guatemala, fueron los que, desde el púlpito, incitaron a la población nativa de Guatemala a rebelarse (bajo el mando del mestizo Rafael Carrera) usando sus artilugios oratorios, acusando al Presidente de la Federación Francisco Morazán, de envenenar las aguas de los ríos; por una epidemia de cólera morbus en los años de 1837-38.

         He puesto esos dos ejemplos; pero hay decenas de casos similares, no solo con el Catolicismo o el Protestantismo, sino con todas las religiones importantes del mundo.

         Sin embargo, lo que quiero destacar es que a comienzos del siglo XX, se consolida la cinematografía de ficción y aparece el primer medio electrónico: la radio (1906).

         Con la radio arranca un parteaguas en el poder comunicacional de las élites; y el púlpito, sin radio y televisión (mediados del siglo XX), cederá progresivamente, espacio a la propaganda sistémica, cuyo primer gran teórico moderno es Edward Bernays (1892-1995).

         No es casual, por esa razón, que fuese después, y solo después de la aparición de la radio que, de inmediato, pasó a ser controlada por los ejércitos y las élites económicas, que el derecho al voto (para elegir los gobernantes) se le otrogara a los analfabetos, a las pueblos originarios y las mujeres durante el transcurso del siglo XX.

         No he mencionado el papel del libro, las revistas y los periódicos, porque, a principios del siglo XX en la mayor parte del mundo el analfabetismo seguía siendo de más del 50% y, porque (esto es más relevante) de la clase obrera, de sectores artesanales y de las profesiones liberales tradicionales, surgió una tendencia teórica revolucionaria durante el siglo XIX, que tuvo repercusiones enormes durante las primeras décadas del siglo XX. En América Latina tendremos la Revolución Mexicana, En Eurasia la Revolución Bolchevique y, a mediados de siglo, la Revolución  China (1949) que,  con el transcurrir del tiempo, el Partido Comunista Chino, supo encontrar una alternativa que, hasta hoy, ha sido efectiva para sacar a centenares de millones de la pobreza y convertir a China en una potencia económica, tecnológica e industrial.

         Así, pues, el papel del púlpito desde la óptica religioso-política fue durante milenios el tentáculo o brazo intelectual (filosófico-moral) para justificar el poder de las élites. La división de la Iglesia Católica y las resultantes sectas protestantes no modificaron en nada esta intención del discurso en la mayoría de casos; el agregado fue bendecir la riqueza y, en consecuencia, la codicia y la usura; curiosamente censurada en todas las religiones, excepto en esa versión cristiana.

         La imprenta, si bien tuvo un papel relevante en la difusión general de las ideas, la precisión del conocimiento técnico y científico de Europa y sus colonias, lo hizo de forma lenta y con censura de por medio.

         No es casual, por ello, que fue a consecuencia de la Revolución Francesa y la independencia de muchas provincias de de Hispanoamérica, debida a la separación del Estado con el Clero que la escuela pública serviría, décadas más tarde, para el fermento revolucionario.

         La imprenta, el libro, las revistas, los periódicos en sus primeras etapas no eran boletines cargados de notas curiosas para entretener, sino espacios de difusión abierta del pensamiento social, filosófico, político, artístico, etc.

De modo, pues, reiteramos, el vuelco que sufre el tentáculo referido al poder comunicacional con la radio.  Sin embargo, hay que decir que dadas sus características, el control de las emisoras no resultó tan demoledor (como entretenimiento, evasión y propaganda sistémica) para las masas, porque siempre se dio la posibilidad de la radios comunitarias y la radios clandestinas revolucionarias.

Con la televisión, en cambio, el receptor  se vuelve totalmente pasivo, se inmoviliza y las imágenes en movimiento (reflejo de una propuesta de realidad edulcorada o lacrimógena, según convenga a los que deciden forma y contenido) facilitan la atención del espectador que se queda atrapado, por lo general, en la burbuja que se le propone.

Durante el siglo XIX se reivindicó el derecho a la “libertad de imprenta”; la libertad de imprimir, de publicar sin censura; porque la censura fue, explícitamente, habitual desde que surgió la imprenta de tipos móviles.

No olvidemos, sin embargo, que este reclamo por el derecho a la libertad de imprenta (más tarde, libertad de prensa y, por último, libertad de expresión) fue normalmente un pulso entre poder político ( a veces tiránico) y el poder económico. Más allá de que sea, como tantos otros, un derecho natural, aunque, muchas veces, alienado y, tantas otras, censurado.

En el siglo XX, con la consolidación de la libertad de prensa (muy por encima de la libertad de expresión) se proclamará “el cuarto poder”; un auténtico artilugio de las élites económicas consolidadas y dueñas de todos lo medios de producción ( en los países más industrializados), incluida la fabricación de armas para ejércitos, policías y particulares.

De hecho, no existe ningún cuarto poder; tampoco existen poderes independientes en el Estado, sino un único poder con muchos tentáculos: político, militar, religioso, financiero, comunicacional o propagandístico.

El poder político permite formalizar o legalizar lo que el poder real va necesitando, según las circunstancias.

LA INTERNET, MEDIO DE MEDIOS

Con  LA INTERNET, red que permite la integración de diversidad de medios, harán su aparición las REDES SOCIALES.

Pero antes de referirme a las redes sociales, conviene volver a la información privilegiada, al control del conocimiento, de la experiencia, de la ciencia, de la opinión, del púlpito, de la propaganda… de los medios comunicacionales y, en consecuencia, de la censura; ya sea de manera implícita o explícita.; porque una cosa es exaltar la libertad; y, otra, muy diferente, permitirle a niveles que atenten contra EL ORDEN ESTABLECIDO.

Aclarado este punto, abordemos, pues…

LA CENSURA EN LAS REDES SOCIALES.

Con las redes sociales el chisme, dijimos, se volvió universal.

         Sin embargo, no olvidemos que la estimulación lúdica (propia de las reuniones infantiles, adolescentes y de ciertos eventos comunitarios, incluidos los velorios, rezos, procesiones, ferias patronales, etc.),  el morbo ( muy afín al chisme), la invención de historias de variada estirpe (afincada desde  los mitos más relevantes de cada cultura y en el cuento popular) siguen presentes, porque son parte esencial de la naturaleza de nuestra especie.

Precisamente esas características que sirven para el aprendizaje de forma más entretenida en la infancia (el juego no es exclusivo de nuestra especie) de coraza en una ocasiones (el chiste y el chisme) para igualar, por la naturaleza, a reyes, príncipes, sacerdotes, guerreros y conquistadores destacados, etc.; pero esas cualidades son también una debilidad para el adulto, cuando, los más listos para asumir el control social, se valen de ellas para dominar, domesticar o, simplemente, entretener a las mayorías, mientras las élite, continúan afinando los artilugios del control social.

A través de la televisión se informa (con censura previa), divierte y entretiene, impone modas en distintos ámbitos, impone opiniones don sus “voceros autorizados y brinda espectáculo según los “intereses” de los televidentes.

Todo lo anterior es así, porque, la televisión, al estar en poder de “inversionistas”, de personas que hacen del medio un negocio particular, no interesa facilitar información privilegiada, sino entretener al televidente para que se convierta en consumidor adicto de productos comerciales tangibles o de espectáculos televisivos: series, deportes, etc.

Por su parte, las redes sociales propician una interacción directa; pero con la inmovilidad de la televisión.

El participante pasivo. Un torero que no torea; un futbolista que no forma parte del once titular ni de los suplentes de ninguno de los equipos….

De esta suerte, como ya dijimos al principio, dado que las grandes ciudades provocan un aislamiento mayor que el de las selvas donde aún habitan tribus no contactadas. Pero estos solamente se aíslan para realizar sus necesidades; porque normalmente la caza, la pesca y otras actividades las realizan en pequeños grupos; de forma que están interactuando y ayudándose unos a otros de forma constante.

La soledad existencial, el aislamiento obligado, la reducción de los núcleos familiares urbanos; el incremento de los hijos únicos en los países más poblados son parte de las razones que han facilitado el éxito (adicción, incluso) de las redes sociales y fortalecido la vulnerabilidad de las personas a estímulos con que se los mantiene atrapados en una interacción que ha llevado a muchos a perder su empleo, amigos de la infancia y, lo que es peor, obsequiar todas sus señas de identidad a los sistemas informáticos. De la que, se benefician los dueños.

¿Pero por qué hay censura en las redes sociales, si normalmente son el paraíso de la libertad de expresión?

Precisamente, por eso. La libertad de expresión está permitida, por los que son parte del orden establecido, porque normalmente es expresión de estados de ánimo, de anécdotas, personal, de preferencias deportivas, políticas (ideológicas un poco menos), religiosas, por marcas comerciales, etc. (muy importante para la publicidad y la propaganda sistémica) comidas rápidas (o lentas), bebidas, en fin…

Sin embargo, a través de las redes sociales se inducen, por ejemplo, campañas políticas e ideológicas entre la juventud. Pasó con la denominada Primavera Árabe. En la actualidad esto se complementa con los tradicionales medios de comunicación corporativos que, pese a todos, siguen jugando un papel de gran relevancia en la toma de decisiones que se produce en círculos políticos, militares, empresariales.

Al contar con los denominados Big Datas (Datos en cantidades gigantescas: decenas, centenas y millares de fotografías, mensajes, itinerarios, manifestación de gustos… individuales de millones de personas) se hace mucho más fácil la propaganda sistémica, la publicidad comercial y la “imposición de modelo de vida ideales, de auténticas burbujas culturales y, con ello, del control de las poblaciones zombies que resultan de los bloques identitarios.

La conformación de bloques identitarios religiosos, políticos, consumistas, libertarios… permite planificar estímulos para los fines del orden establecido que impera en el capitalismo.

Todos estos mecanismos son una forma de censura implícita; también ese censura implícita la orientación de los grandes medios tradicionales (prensa, radio y televisión en el ámbito de la noticia, el análisis y el entretenimiento); y hay censura explícita en la elección de la información y en la forma de los titulares. Estas dos últimas son la esencia de la libertad de prensa.

En todos estos casos, el interés no son los ciudadanos, no son las personas comunes, sino que perpetuar el control del colectivo con la ayuda del poder comunicacional, para evitar, en la medida de los posible, el uso de la represión policial o militar, incluso.

Muchos falsamente creen que las redes sociales son un quinto poder, solo porque los convirtieron en creyentes de que la prensa es el cuarto poder y que el poder político consta de tres poderes.

Pero las redes sociales son espacios públicos virtuales en los que la mayoría de usuarios se vuelven altamente vulnerables a la manipulación, como ya dijimos.

De ahí resulta que la censura explícita se aplica solamente en casos especiales. Algunos, casi imperceptibles, tienen que ver con el uso de videos y fotografías de violencia explícita; pero lo que más ha causado revuelo en lo últimos tiempos es que se hayan suspendido las cuentas de Donald Trump, cuando todavía fungía como Presidente de EE UU y más recientemente, con muchos seguidores de Andrés Manuel López Obrador, actual Presidente de México.

En estos dos casos la censura está estrechamente ligada al orden establecido.

Es probable que la situación en USA pudo haberse salido de control. Desconocemos los análisis de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), donde en otro tiempo laboró E. Snowden. Recordemos que el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero solamente es uno (el más relevante tal vez) del deterioro del acelerado poder adquisitivo de la población blanca en USA.

Aunque a muchos de los seguidores de Trump se los identifica como supremacistas blancos, la mayor parte del club de los multimillonarios no pueden permitirse que la que ha venido siendo la potencia económica, militar y política durante los últimos 75 años, se muestra impredecible, como ocurrió con la Administración Trump, ni que se haga en casa lo que ellos hacen en muchos países, cuyas élites políticas, militares y empresariales controlan a placer.

Y esto se confirma con el equipo del nuevo inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden. Cargado de halcones en la política exterior y en el ámbito financiero: Neoliberalismo con Renta Universal (necesario abordarlo aparte).

En el caso de la polémica entre López Obrador con Twitter México, igualmente, se relaciona con el orden establecido hasta Peña Nieto, es decir, más de 30 años de políticas neoliberales (privatizaciones de centenares de empresas públicas hasta culminar (con lo que fuera, en El Gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940) por su nacionalización) con la entrega a manos extranjeras del petróleo.

Miles de seguidores de López Obrador han visto suspendidas sus cuentas; porque lo que hay en juego en México, es más que el destino de un país. Samuel Huntington en  El Choque de Civilizaciones le dedica un espacio particular a México, entre el grupo de lo que denomina países desgarrados (Rusia y Turquía son los otros dos).          “México. Turquía se convirtió en un país desgarrado en los años veinte, México no lo fue hasta los ochenta. Sin embargo, sus relaciones históricas con Occidente guardan ciertas semejanzas. Como Turquía, México tenía una cultura claramente no occidental. Incluso en el siglo XX, como dice Octavio Paz, «el núcleo de México es indio. Es no europeo».38 En el siglo XIX, México, como el imperio otomano, fue desmembrado por manos occidentales. En la segunda y tercera décadas del siglo XX, México, como Turquía, pasó por una revolución que estableció un nuevo fundamento de la identidad nacional y un nuevo sistema político unipartidista. (pags. 142-143).

Debemos entender, entonces, que las redes sociales en manos de multimillonarios que apoyan campañas electorales, que se han beneficiado de las reglas visibles e invisibles del capitalismo, que son rostros visibles de la todavía primera potencia mundial, seguirán haciendo de la censura implícita o explícita parte esencial del control de las masas y, por ende, de la toma de decisiones elitistas.

Por todo ello es pertinente preguntarnos:  ¿Por qué desde El Estado o, mejor aún, desde la colectividad organizada, no se comienza por exigir la recuperación de todos los medios de producción y comunicación? Es urgente hacerlo. Entre más pronto, mejor.

La mayorías ignoran que siempre han sido controladas por las élites; pero no, precisamente, por la fuerza, sino por la propaganda sistémica (religión y cultura dominantes) por la censura, la autocensura (expresión de esa cultura dominante)  y el manejo de la información privilegiada (Los de la élite en un aparte, dirigiéndose al público: –Nosotros los conocemos hasta el último detalle; y ustedes, de nosotros, solamente saben que somos personas notablemente exitosas y dignas de imitación).

Hoy, una parte de la información privilegiada que facilita redireccionar la publicidad y la propaganda, son las redes sociales. De esa forma, millones de personas, con la información personal que facilitan a los centros receptores (la nube), son estimulados o manipulados sin violencia para que se comporten como obedientes ovejas o, cuando es necesario, para que externen toda  su rabia durante unos días y se liberen del encabronamiento interno del que ignoran su causa.

Tan es así, que ya comenzó una nueva etapa de la gran estafa capitalista: DEUDAS PÚBLICAS A PERPETUIDAD.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here