TEGUCIGALPA, HONDURAS. Con más de 40 médicos fallecidos por COVID-19, Honduras se ubica en una posición preocupante en el ránking de los países que más decesos de profesionales de la salud registran.
Los gobiernos deben rendir cuentas por las muertes del personal sanitario y de los trabajadores esenciales. Los profesionales de la salud no han sido protegidos de la COVID-19, según indican.
Sus declaraciones surgen a raíz de la publicación de un nuevo informe, que documenta las experiencias de profesionales de la salud de todo el mundo.
El análisis realizado por la organización revela que más de 3,000 profesionales de la salud han muerto por la COVID-19 en todo el mundo. Esa cifra probablemente es muy inferior a la real.
La investigadora y consultora sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Sanhita Ambast, dice que cuando la pandemia aún se está acelerando en el mundo, hay que instar a los gobiernos para que empiecen a tomarse en serio las vidas del personal sanitario.
Agrega que es preocupante ver que algunos gobiernos castigan a quienes expresan su preocupación por condiciones laborales que podrían poner en peligro sus vidas.
Los trabajadores de la salud, que están en primera línea, son los primeros en saber si la política del gobierno no funciona. Las autoridades que los silencian no pueden decir en serio que están dando prioridad a la salud pública, agregó la investigadora.
Conteo de casos por Amnistía Internacional
No existe actualmente ningún seguimiento sistemático global del número de trabajadores y trabajadoras de la salud, que han fallecido tras contraer la COVID-19.
Sin embargo, Amnistía Internacional ha recopilado y analizado toda una serie de datos disponibles, los cuales muestran que han muerto más de 3.000 trabajadores de la salud en 79 países del mundo, tras haber contraído la COVID-19.