La democracia de libre mercado o de cómo botar el voto

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Jorge Luis Ovido

Las libertades predilectas de los capitalistas son, entre otras, la libertad de conquistar, colonizar, narcotizar, evangelizar, domesticar; la libertad de prensa, la de comercio, la de explotación continua, la de propiedad de todo lo que se pueda acaparar, la de extracción o saqueo  de recursos naturales; la libertad de acumular dinero y poder y, sin duda, la libertad de decidir muchas cosas que afectan a terceros y favorecen  a los oligarcas, sin tener que dar la cara; porque se esconden, favorecidos por la libertad de asociarse de forma invisible, esa, las Sociedades Anónimas.

Los banqueros tienen la libertad de crear dinero a través de los préstamos; y, de paso, cobrar interés; y, finalmente, despojar a los deudores de sus bienes, cuando se atrasan en el pago de tres cuotas, de 48 o 72  o 120 o 240 convenidas.

Y ese dinero que fue creado por los banqueros se hizo por autorización política implícita (del Estado); pero al margen, eso sí, del deseo de la mayoría de ciudadanos. Nunca se los ha consultado al respecto en ningún país capitalista.

Por eso es normal que Gobierno tras Gobierno los políticos traicionen las aspiraciones de los votantes.

Es probable que muchas veces esos candidatos, por cándidos, hayan ofrecido lo que creían posible cumplir; pero ignoraban la verdad de fondo. Ignoraban que el poder político obtenido es una máscara que sirve para ocultar el PODER REAL , que también es político; pero lo ejercen aquellos que no fueron electos por los ilusionados votantes, sino que se impusieron, como en el pasado, los Alejandro Magno, los Julio César, los Atila, etc. , con la fuerza de las armas.

Hay que reconocer que los oligarcas se han impuesto, ya avanzado el siglo XIX, no solo con la fuerza de las armas, sino con el encanto, la gracia, el deleite, el temple, la simpatía que produce el dinero que acumulan sin tregua, sin descanso, excepto, cuando un virus con corona o sin corona, pone en pausa el saqueo y la acumulación compulsiva y adictiva de los multimillonarios.

 Tan es así que en las Constituciones Nacionales de los países Gobernados por el del Imperio de los Capitalistas, se abolió formalmente la esclavitud y, no solo eso, se da la oportunidad que la plebe escoja a sus gobernantes que son gobernados a su vez por los oligarcas.

Para los oligarcas la libertad no termina donde comienzan los derechos vitales de millones de personas: trabajo, agua, vivienda, escolaridad, salud, comunicación….

De ahí que los derechos y garantías individuales, son garantía para que la élite oligarca siga siendo explotadora, sanguinaria, racista, avara, codiciosa, arrogante, cínica y viva sin mayor esfuerzo (con muchos artilugios sí) aprovechándose del trabajo de miles de millones en el mundo.

¿Y la libertad de las otras 7 800 600 000 (siete mil ochocientos millones seiscientas cincuenta mil) personas en qué consiste?

Unas cuatro mil millones de personas son libres de no tener acceso al agua potable; también tienen libertad de trabajar en lo que sea y por lo que sea; tienen libertad de  dormir a la intemperie; tienen libertad de hacer sus necesidades fisiológicas en cualquier lugar donde no los vea un policía; tienen libertad de no poseer casa ni apartamento ni cuarto propio, porque donde viven todo está acaparado por los libérrimos oligarcas que han impuestos la democracia de libre mercado en la que los candidatos se promueven como mercancía barata, solo que de forma invertida.

Los votantes no los compran; ellos compran a muchos votantes y a otros los encantan con su verborrea publicitaria similar a la de una gaseosa una cerveza, un dulce de chocolate o una comida rápida de grasa saturada.

¿Y ese dinero que se derrocha en los procesos electorales en concentraciones multitudinarias o en anuncios por las redes sociales, la televisión, la radio…  cómo lo obtienen los candidatos?

Del aporte de los oligarcas que invierten en financiar a sus candidatos para que una vez electos estén obligados a aprobar sus peticiones.

Y así los  votantes botan el voto en múltiples ocasiones; y el mundo sigue bajo la dictadura de los capitalistas.

¿Por qué?

Ocurre como con los préstamos que sirven para consolidar una deuda; la alegría se acaba, cuando se acaba el dinero del préstamo: en un par de semanas, cuando mucho.

En el caso de una elección para cambiar el gobierno visible (el poder político subyugado a los oligarcas), mucha gente celebra la victoria de su candidato de la oligarquía; y espera con entusiasmo y esperanza que el nuevo Presidente sea, como decía don Quixote, un desfacedor de entuertos ¿no te  parece, Sancho?

Pero no. No resulta una y otra vez. Pasan los años, las décadas y las generaciones mayores descubren que elegir de esa forma NO SIRVE.

La verdad, sirve para botar el voto. Y para que los OLIGARCAS, sigan con sus arcas llenas: acumulando, sobornando (haciendo Looby, mal pensados) controlando la opinión pública ( para eso es el dinero ¿no?; …también para obtener concesiones en los países periféricos y para ganar licitaciones y para financiar campañas electorales y para muchos más antojos: alentar guerras, invasiones, golpes de estado, ya militares, parlamentarios, judiciales o la carta; pero golpes que mantengan de rodillas a los asalariados y los gobernantes y felices a los oligarcas y a sus familiares.

¿Existe solución?

Claro que existen soluciones; pero no las que proponen los oligarcas. Las soluciones deben salir de grupos organizados local, regional e internacionalmente.

En el caso particular nuestro hemos expuesto la idea de abolir los impuestos, adoptar un nuevo mecanismo de emisión monetaria para que la Sociedad se Fuerte ante la oligarquía (no como el Estado actual que es fuerte con los débiles y sirviente de los oligarcas) y exista la posibilidad del pleno empleo.

Si deseamos fortaleza de lo público; excelencia y cobertura total en Educación, Salud, Agua, Saneamiento, Apoyo a la investigación científica y a la invención tecnológica; a las artes y los deportes; jornada laboral reducida y mejor remunerada; lea LA CONTRIBUCIÓN REFLEJA y súmese a un necesario debate para cambiar este mundo, donde el 1% acapara más del doble de riqueza que 6 900 millones de personas ( 89% de la población mundial actual).

La otra opción es conformarse con ser un sirviente de la oligarquía mundial. Que le aproveche su esclavitud y gócela, no se amague ni se queje; adore a los multimillonarios; tal vez en 500 años un familiar suyo forme parte de 2153 milmillonarios actuales.

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