¿SON NECESARIO LOS IMPUESTOS? o de un resabio de los conquistadores

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Existe un dicho que reza: “Nadie está a salvo de los impuestos y la muerte”.

         Parece que fuera verdad, pero es un mito “IMPUESTO”, por los que se benefician de la acumulación sin límite y, en esencia, del poder.

         Mientras los Homo sapiens fueron recolectores y cazadores deben haber existido conflictos por confluencia de territorios destinados y asumidos como de su pertenencia por cada tribu. Prácticamente todo se hacía de forma colectiva: ir por los alimentos, buscar o construir refugios, turnarse en la vigilancia, entre otras cosas.

         Sería, sin embargo, hasta que algunas poblaciones comenzaron a permanecer en un solo sitio como consecuencia de la invención de la AGRICULTURA que apareció la necesidad, primero, de defender el territorio y, después, de expandirlo.

         Con la necesaria expansión territorial los mejor organizados en defensa y con armas y destrezas de guerra más efectivas, se volverían conquistadores.

         Y la conquista tiene sentido, si es continua; pero la permanencia debemos asumirla como control y no como ejercicio violento.

         Así, pues, debieron aparecer las primeras imposiciones tributarias. A los conquistadores les  tocó, en este caso a su élite, la mejor parte: volverse señores, dirigentes, tanto de su población como de los pueblos que iban sometiendo.

         De este modo los grupos sometidos debían contribuir con la labores de mayor esfuerzo físico, en tanto los pueblos conquistadores perfeccionaron sus capacidades de dominación en todo sentido: las estrictamente guerreras, las de propaganda (religión), las de producción agropecuaria, el descubrimiento y la invención de técnicas y herramientas para mejorar la producción, el uso eficiente del agua, la prevención de enfermedades, la construcción de refugios, el aprovechamiento de las pieles de los animales, etc.

         Todo ello fue así, porque que al diversificarse y apropiarse el trabajo resultó más fácil apropiarse del talento creativo  de los propios y de los conquistados. En síntesis, al conquistador le resultó mejor dirigir que hacer todo el proceso; o, como reza un antiguo refrán: “Es mejor arrear las mulas que llevar la carga”.

         Está claro, entonces, que los pueblos conquistadores no solo se expandieron, sino que asumieron las responsabilidades a que obliga sostener el poder; y por tanto debieron, por generaciones, mejorar continuamente en todo lo que implica mantener el control; uno de esos aspectos es la contribución a la “gloria imperial” de los propios y los sometidos.

         Este patrón se repite en distintos lugares, épocas y culturas. Conquista, sometimiento, diversificación y mayor sutileza de la  dominación permanente. En esta última etapa se impone una cultura dominante sobre el resto o lo que queda de la periferia tributaria.

         No olvidemos, sin embargo, que la esclavitud y la servidumbre son también IMPOSICIONES; como lo son hoy el desempleo, la precariedad salarial, la pobreza, la migración forzada, entre otras prácticas.

         No cabe duda que cuando los Europeos se beneficiaron de sus exploraciones marítimas: “descubriendo”, conquistando, colonizado islas y continentes completos, esclavizaron y sometieron a servidumbre e hicieron tributarios decenas de etnias en América, África, Asia, Oceanía; pero, sobre todo, se favorecieron de otros descubrimientos: inventos, conocimiento del que se apropiaron con mayor provecho de lo que significó el oro, la plata y muchos productos alimenticios que favorecieron la dieta de todos los habitantes del planeta.

         Eso dio a Europa, especialmente, la Occidental, la oportunidad de erigirse en la dominadora del mundo, en la impulsora de sus formas de producción y dominación.

         Aún estamos bajo esa influencia  «embrujados, encantados, adormitados» por la ilusión de la riqueza que uno que otro individuos alcanzaron a costa del sacrificio de otros muchísimos.

         La mayor impostura de los reinos europeos no fueron ni la tradicional conquista y el saqueo de recursos minerales durante más de trescientos años, sino la sutil imposición de un modelo de vida universal basado en el comercio teniendo como divisa la ganancia, es decir, el sutil despojo sin tregua de todos los recursos incluido el tiempo de la juventud de la gran mayoría de población mundial, especialmente, la de la periferia o tercer mundo: la casi totalidad de excolonias.

         Entonces ¿Por qué son innecesarios los impuesto?

         Igual que el interés sobre el dinero, no son naturales. Lo natural es la cooperación, contribuir con parte de nuestro trabajo al grupo al cual pertenecemos.

         El impuesto, como tal, es una de las formas de opresión más antiguas con que se castigaba a los conquistados, a los derrotados.

         La guerra, como muy bien se sabe, fue una de las formas que más provechosa resultó para esclavisar a terceros.

         ¿Pero que pasaba con los padres de los esclavos jóvenes o con muchos otros que no convenía tener directamente bajo esa condición?

         Resultaba más conveniente dejarlos en servidumbre. De ese modo tributaban en especias. Otros, cuando cruzaban un territorio dominado por un ejército regular, debían pagar con lo que resultase más apropiado: armas, herramientas pieles, vestimentas, animales, etc. Así, hasta que surgieron las monedas de oro y plata, metales apreciados en Eurasia, aunque no, para ese fin, en América.

         Ahora bien, los iguales, es decir, la clase gobernante, por lo general, estuvo exenta del pago de impuestos; al contrario, en el caso de Europa, por ejemplo, los cobraban y, si era necesario, trasladaban una parte a la jerarquía superior, tal como lo hace todavía, al menos en teoría, la Iglesia Católica.

         Esto es porque lo esencial es tener el control de las decisiones fundamentales, es decir, del poder. Pero el poder  no es fácil sostenerlo; se necesita sutileza, lealtades, determinación, sabiduría, información privilegiada y precisa; y análisis frecuente para planificar con ventaja y prevenir los desafectos internos y externos con la mayor anticipación posible.

         En poder suele estar representado por un rey, un emperador, el presidente de una república, pero, en realidad se sostiene a través de una telaraña de mecanismos y poderes menores que deben complementarse; de ahí que una constante universal en toda estructura de poder ha sido siempre lo político-militar y lo religioso. Los reyes, por lo general tenían un doble liderazgo: el político y el militar. Y se justificaban por el religioso (la más antigua forma de propaganda).

         Con el surgimiento de las Repúblicas Modernas, a la propaganda religiosa se agregará el discurso de un sector de las ciencias sociales ligado al orden imperante.

         Es desde este discurso que, una vez abolida la esclavitud –el mayor impuesto en todos los tiempos–, cuestionada la servidumbre –aunque practicada con o sin disimulo siempre que se pueda–, se cargó a la mayoría con impuestos tributarios como el Iva, el de la RENTA, el de Vecindad y otros.

         Sin embargo, hay un IMPUESTO equivalente a la esclavitud y es la Reserva Fraccionaria que se permite a los banqueros. En algunos momentos ni siquiera hay obligación de que haya reserva fraccionaria. Y el otro impuesto, equivalente a la servidumbre es el interés sobre el dinero. Ambos son un privilegio otorgado a esas personas jurídicas y, además, Anónimas: Los Bancos. Las Sociedades Anónimas, cuya excepción pudieran ser los grupos de alcohólicos anónimos, son también otra Imposición moderna.

         Así, en realidad, el control de la actividad productiva y comercial se encuentra en manos del más privilegiado grupo de PODER en la actualidad: El financiero.

         Dado que el dinero, la circulación monetaria –necesaria para facilitar el intercambio de bienes y servicios (mercancías en la jerga capitalista) es una potestad de «las políticas crediticia y monetaria» que no debe ser contaminada por el Estado, ni los políticos ni los religiosos ni los policías ni los militares ni mucho menos los obreros, las enfermeras, los profesores, los médicos, los microbólogos…, la gran mayoría se convierte en servidumbre de los accionistas mayoritarios de los bancos, las corporaciones industriales, navieras, hoteleras, etc.

         Y encima de todas estas y otras imposiciones como la manipulación informativa y la imposición del gusto por ciertas formas de entretenimiento, hay que pagar tributos fiscales, es decir, que del ingreso raquítico para la mayor parte de los asalariados en todo el mundo, hay que destinar un porcentaje para pagar impuesto sobre la renta; pero la mayor parte se va en los denominados impuestos indirectos, ya que estos últimos son trasladados, vía precio, a los consumidores. Esos tributos o impuestos fiscales indirectos son, por ejemplo, el Iva o SV, el de importación y exportación, los selectivos a ciertos productos como combustibles, tabaco, bebidas alcohólicas, peajes, etc.

         Adam Smith, en la Riqueza de Las Naciones, dice: «Un hombre ha de vivir siempre de su trabajo, y su salario debe al menos capaz de mantenerlo. En la mayor parte de los casos debe ser capaz de más; si no le será imposible mantener a su familia, y la raza de los trabajadores se extinguirá pasada una generación. El Sr. Cantillon supone por esta razón que en todas partes los trabajadores más modestos deben ganar al menos el doble de lo que necesitan para subsistir, para que puedan por pareja criar dos hijos; y supone que el trabajo de la mujer, que se encarga de criarlos, solo alcanza para su propia subsistencia. «

         La raza de los trabajadores no se extinguió, pero vive en servidumbre.

         El miedo de los obreros en la fábricas, las construcciones o en el supermercado, así como la ilusión de mucho profesional que aspira, porque quizá lleva en su personalidad, como conducta dominante, la codicia, no permite a las mayorías ni siquiera entender cómo funciona el capitalismo o la sociedad mercado; no perciben que en la lógica de los Homo predator, ese 0.000 0002% que logran ser un $ mil millonarios, el 99% somos sus auténticos contribuyentes y ellos, por herencia o por haber aprovechado la ola correcta, los supremos RECAUADADORES del excedente productivo anual. En los últimos años el 1% se ha quedado con más del 80% de las ganancias del PIB mundial.

         Por esa razón no es solución que aquellos que mucho acumulan, devuelvan un poco más a través del impuesto sobre la RENTA.

         También hay que recordar que, a partir de que se inició la emisión de moneda sin respaldo, (USA con la creación de Fed en 1913.en el Reino Unido en 1931 y en la mayoría de países bajo dominación de USA y Europa Occidental, después de la Segunda Guerra Mundial) se promovió un cuento para justificar esa perversa decisión: el cobro de impuestos demuestra que el Estado confía en ese dinero y que garantiza todo tipo de transacciones.

         ¿Cuál debe ser la actitud de la mayoría frente a este detestable artilugio que lleva más de un siglo en USA y más de 70 años para el resto del mundo?

         Que los multimillonarios de USA, Europa y algunos surgidos en otras partes se han apoderado de las mejores tierras cultivables, los acuíferos, las minerales y metales que todavía quedaban con puros papeles o transacciones electrónicas y, lo que es más lamentable, sin tener que mantener ejércitos de ocupación, sino a través de la corrupción de políticos, empresarios, cúpulas militares y religiosas locales.

         Lo que conviene es cambiar las reglas.

         Y una de esas cosas es eliminar los IMPUESTOS FISCALES y, a cambio, adoptar la RECAUDACIÓN REFLEJA.

         Eso conlleva a no permitir que los BANQUEROS dejen de valerse del mecanismo de Reserva Fraccionaria para otorgar crédito.

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