El gobierno de la mentira

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Edmundo Orellana
Catedrático universitario

Nada bueno augura esa declaratoria de guerra de Trump al gobierno usurpador. Porque si una virtud tiene este energúmeno es que cumple sus amenazas. Casi nada, siendo el hombre cuyo poder es, potencialmente, el más destructivo.

Enérgico y contundente, declaró que el gobierno de Honduras es enemigo de Estados Unidos y, por ello, suspenderá la ayuda. Mientras no se aclare, se entiende que la suspensión comprende las ayudas, actuales y futuras, que, de los contribuyentes gringos, se entreguen directamente o por medio de organismos como el BID, Banco Mundial y otros. Decisión esta que afecta a otros gobiernos, también declarados enemigos de Estados Unidos.
Lo curioso es que acusa al gobierno de ser enemigo de Estados Unidos porque, con su negligencia inexcusable, contribuye con el narcotráfico y con el flujo migratorio ilegal hacia Estados Unidos. Curioso, porque el gobierno hondureño destaca como sus más grandes logros, justamente, el combate contra el narcotráfico y la disminución de la migración ilegal.

¿Tiene razón Trump? Juzgue usted distinguido lector.

Ninguno de los narcotraficantes hondureños, procesados en Estados Unidos, tenía juicio pendiente por narcotráfico en tribunales hondureños cuando fueron extraditados hacia ese país, y su ausencia aún no se ha traducido en una sensible disminución del paso de la droga por territorio hondureño.
Sobre las causas por las que los hondureños deciden irse hacia ese país del norte baste decir que nuestro sistema económico-social es tan inequitativo que somos el país más pobre del continente (68.8% de la población), con alrededor del 68% de la población con problemas de empleo, mientras ocupamos el tercer lugar entre los países con más corrupción en Latinoamérica, según el Índice de Percepción de la Corrupción, publicado en 2017 por Transparencia Internacional.

La corrupción es el mayor problema de nuestro país, generador de pobreza, desempleo, exclusión, explotación y discriminación, con posibilidades de incrementarse exponencialmente en este gobierno porque, al final del anterior, se redujeron las penas para los delitos de corrupción y se garantizó, mediante decretos legislativos, la impunidad para quienes se apropien indebidamente de bienes y recursos públicos destinados a proyectos sociales. Seguramente, la imaginación del gobierno para hacer de la corrupción la regla de su gestión, no se agotará en estas ocurrencias, como lo demuestra esa queja ante la OEA porque la MACCIH está combatiendo la corrupción. Es de esperar, pues, más inescrupulosas sorpresas.

Que se olvide, entonces, el gobierno usurpador y de la corrupción, de los recursos provenientes del programa denominado Alianza para la Prosperidad (del que ni siquiera un solo desembolso han recibido, según las declaraciones del flamante presidente del Banco Central, contrario a lo que había manifestado el gobierno el año pasado) o de tener acceso a la Cuenta del Milenio, y que se prepare para recibir a los miles de hondureños que serán deportados por recomendación de quien, supuestamente es el gran amigo de Honduras y, particularmente, de JOH, el Secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos. ¡Con esos amigos no necesita enemigos!

De ocurrir esto, ¿qué hará el gobierno para sobrevivir? Acudir a los empresarios para agenciarse ingresos, mediante nuevos y onerosos impuestos. Que ni sueñen, entonces, que eliminará los que ya existen, por muy gravosos e irracionales que sean. Y siendo que no se cansan de repetir que están felices con el gobierno, es de suponer que harán los sacrificios que sean necesarios para sostenerlo.

El rechazo del sanguíneo Trump a este gobierno no es de ahora, con esas declaraciones, lo prueba el hecho irrefutable de que ni siquiera ha nominado al nuevo embajador. Con esas declaraciones “trumpianas”, quien se encuentra en una situación incómoda es la embajada gringa: ¿Con qué argumentos apoyará ahora su tesis de que este gobierno es el campeón de la lucha contra el narcotráfico, la migración ilegal y la corrupción?

Después de lo dicho por el travieso Trump, el gobierno hondureño, ante el mundo, ha sido declarado oficialmente el “Gobierno de la Mentira”. Para nosotros no es una sorpresa, viniendo de un gobierno usurpador que se guía por los antivalores de la corrupción. Esos son los estigmas con los que se ostentará en el desfile de la historia. ¡Buen provecho!

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