Sabía poco de él, antes. Que me caía bien. Que era copaneco, cashapeco, criado ahí en el vecindario de los Villeda, afable, de mente ágil y ejercitada y que cursaba la juventud productiva de un profesional, edad de plata en que estamos llenos de gana y de energía y queremos desplegar nuestra capacidad, toda.