La contribución refleja en vez de la reserva fraccionaria

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Jorge Luis Oviedo

PRIMERA PARTE

¿En qué consiste la Reserva Fraccionaria?

    Para algunos lectores lo relativo a la Reserva Fraccionaria es un asunto conocido; per no lo es para la gran mayoría. Y es para la mayoría endeudada por los capitalistas que está dirigido este escrito.

    Además, es importante que nos pongamos dudantes o dudosos, porque es lo opuesto de dóciles, creyentes, obedientes. 

    Así que debemos estar siempre inconformes con las justificaciones que se dan sobre 

    ¿por qué se toman decisiones inconsultas, especialmente, en asuntos que nos afectan a todos, tal es el caso de la producción de alimentos, bienes y servicios con su correspondiente medio de intercambio o distribución: el dinero?

    Veamos primero qué es la Banca de Reserva Fraccionaria y luego, nuestra propuesta, la Contribución Refleja.

    ¿En qué consiste la Reserva Fraccionaria?

La reserva fraccionaria es un mecanismo que permite a los bancos comerciales obtener ganancias prestando la mayor parte de los depósitos de sus clientes, mientras que solo una pequeña fracción de estos depósitos se almacenan (o garantizan) como efectivo real y están disponibles para su retiro (en el Banco Central, correspondiente), en el caso que el banco quiebre. 

En términos prácticos, este mecanismo, que se permite a los bancos privados, genera dinero de la nada,  al utilizar la mayor parte de los depósitos bancarios de sus clientes para prestarlo a otras personas; y aprovechar, luego, la circulación del dinero a través del sistema financiero.

En otras palabras, los bancos deben guardar o garantizar en su contabilidad, un porcentaje mínimo (una fracción) del dinero que se deposita en sus cuentas financieras; lo que significa que pueden prestar el resto del dinero. Cuando un banco hace un préstamo, tanto el banco como la persona que pide prestado el dinero cuentan los fondos como activos, duplicando la cantidad original en un sentido económico. 

Esta moneda luego se reutiliza, es reinvertida y se vuelve a prestar varias veces, lo que a su vez conduce al efecto multiplicador, y así es como la banca de reserva fraccionaria «crea dinero nuevo” de la nada, prácticamente, por medio de los préstamos (deuda).

Los préstamos y la deuda ( así como el sentimiento de culpa y el pecado original en el Cristianismo) son parte integral del sistema bancario de reserva fraccionaria y, a menudo, requieren que el banco central ponga en circulación más moneda nueva (bonos, algo que, por ejemplo está ocurriendo durante la actual pandemia. USA ha emitido a través de la Fed $5.2 billones, Europa otra cantidad enorme), por lo que los bancos comerciales pueden proporcionar retiros e incrementar la circulación. Cuando las emisiones son excesivas, se produce inflación. Ya se sabe la «moneda» vale menos. Cuando la realidad es que se trata de reducir la capacidad de compra o acceso a bienes a la mayoría de personas. Algunos pequeños y medianos poseedores reducen su capacidad de “competencia” y se suicidan, otros venden a precio de gallo muerto, otros más logran algún acuerdo y son absorbidos por alguna empresa mayor o, sin son más afortunados, puede ser que formen parte de algún consorcio y sobrevivan a los oligopolios que son, como el tiburón, en la escala de los depredadores marinos.

La mayoría de los bancos centrales también se desempeñan como agencias reguladoras que determinan, entre otras cosas, el requisito de reserva mínima (encaje bancario). 

Este mecanismo bancario es el que usan y además se impuso a las instituciones financieras de la mayoría de los países. Está presente en los Estados Unidos y en muchos otros países de “libre comercio” o, más exactamente, con muy poca regulación para los bancos y el sistema financiero, en general.

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