¿Qué fue de igualdad y fraternidad?

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  Jorge Luis

Oviedo@jloviedo57  

  ¿Quién no ha escuchado la proclama que acompañó, desde el 14 de julio de 1789, una rebelión que se convertiría luego en lo que conocemos como Revolución Francesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad, reivindicadas como «derechos naturales del hombre»; Porque en esa época no contaban mucho las mujeres, ni siquiera décadas después; si no pregúntenselo a George Sand.    

         Sin embargo hay que destacar que muchas mujeres del pueblo francés fueron fundamentales en esos alterados y terroríficos años. El nombre Libertad se volvió común (pero no es usual el nombre de Igualdad y Fraternidad ¿Alguien lo prohibió?) entre muchas mujeres de Francia y el mundo y, sobre todo en EEUU, por una estatua que, curiosamente, sirvió para que la arrogancia imperialista cobrase ímpetu; y ya entrado el siglo XIX y, en su nombre, EEUU despojó a México de la mayor parte de los territorios que hoy constituyen los Estados sureños, entre ellos, el más rico de toda la Unión: California.

         Alguien podría pensar que el regalo francés a EEUU debió incluir otras dos estatuas, por lo menos: Igualdad y Fraternidad, porque pronto, esa promesa, más real que los ríos de leche y miel que suelen hacer los pastores protestantes a sus obedientes pagadores del diezmo, se esfumó muy pronto.

         Las mujeres quedaron, en principio, desigualadas de todo o casi todo, por décadas. Ni siquiera en la cama a la hora de complacer a sus maridos o amantes: debían estar abajo.

         Los blancos que no habían pagado su viaje en barco para radicarse en alguna plantación en EE UU y a los que prometieron saldar el resto de lo adeudado para dejar de estar en servidumbre, no siempre les cumplieron.

         Y, por último, los esclavos negros, el alma y vida, para que produjeran las plantaciones, siguieron en la misma condición muchas décadas más, sin ninguno de los tres derechos y, sobre todo, en lo concerniente a la igualdad y la fraternidad, hasta el sol de hoy.

         Y, sin embargo, el Estado que, finalmente, se consolidó en Europa y en EE UU y el resto del mundo, es el mismo que se había erigido desde la Edad Media: autoritario, explotador y cínico.

         Leviatán para los débiles; una cortesana de bajo precio para la plutocracia que se apoderó de todo a través de la invisibilidad institucional pública y privada: Sociedades Anónimas y Poderes (públicos) Independientes (de la mayoría, pero sometidos a los nuevos señores de la banca y la industria y el crimen legalmente organizado).

         Y así el derecho a la libertad de la mayoría sigue siendo una quimera, igual pasa con la propiedad (casi toda acaparada por unos pocos multimillonarios con sus Sociedades Anónimas; y sobre el derecho de resistencia a la opresión. Simplemente hay que ver cómo se trata a la mayoría de los que protestan en Chile, Honduras, Francia; EE UU, Ecuador, Bolivia, Brasil y la gran mayoría de países «democráticos» del mundo Occidental.

         Urge aplicar la Igualdad de acceso a los principales bienes y servicios de toda colectividad; urge la forja de una auténtica fraternidad en la producción y el intercambio de productos; igualdad salarial para las mujeres en trabajos similares a de los hombres; igualdad de salario para hombres y mujeres que son de etnias minoritarias en algunos países de Europa y, especialmente, en EE UU (cuya dirigencia constantemente reclama su aplicación en otros países; mientras promueven golpes de estado, imponen bloqueos comerciales inhumanos a quienes no obedecen sus políticas violatorias a la autodeterminación de los pueblos).

         Mientras no tengamos igualdad de acceso a bienes y servicios ni igualdad política para decidir entre todos (y no a través de esa representación al servicio de unos pocos multimillonarios que tienen el cinismo de presumir de filantropía y de buenos pagadores de impuestos), los pueblos seguiremos en esclavitud y servidumbre y sin ejercer nuestros derechos.

         Basta ya de permitir que unos pocos multimillonarios y sus políticos testaferros decidan por todos.

 

 

 

 

 

 

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