Un buen aficionado a la cerveza debe saber que los ingredientes básicos de esta bebida son el agua, la malta, la levadura y el lúpulo amargo. El lúpulo es una planta trepadora que se ralla, se comprime y se añade a la cerveza para darle su característico sabor acre.
Y es gracias al lúpulo amargo que la cerveza puede reducir el riesgo de demencia y mejorar la concentración, según científicos japoneses de la Facultad de Medicina de la Universidad de Juntendo y del Centro de Salud de Fukushima.
Los investigadores encontraron que, además de reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo en sus consumidores, su contenido de extracto de lúpulo amargo mejora la manera en que la memoria arma los recuerdos y la capacidad de realizar acertijos mentales. De hecho, sugieren que el ácido llamado MHBA, encontrado en el lúpulo amargo, puede usarse para combatir la demencia.
Los expertos analizaron los efectos que el lúpulo amargo produjo en 100 adultos sanos de entre 45 y 69 años que presentaban un empeoramiento de la pérdida de memoria (deterioro cognitivo selectivo), y que durante 12 semanas recibieron MHBA. Observaron que quienes lo consumieron mejoraron su atención y redujeron su estrés, según la investigación publicada en el Journal of Alzheimer’s Disease.
Otra investigación de 2019 de la Universidad Complutense de Madrid señaló que algunos compuestos de la cerveza actuaron como antioxidantes, anticancerígenos, antiinflamatorios, estrogénicos y antivirales en pruebas de laboratorio.
También indicaron que los ácidos contenidos en la cerveza “pueden ser útiles para la prevención de la demencia debido a su capacidad para suprimir la neuroinflamación y mejorar la función cognitiva“, pues los compuestos amargos derivados del lúpulo en la cerveza, lograron prevenir la inflamación cerebral y la enfermedad de Alzheimer en un experimento realizado en ratones.
Claro, hay que decir que los investigadores se refieren a un consumo moderado y razonable de esta amarga bebida.